¿Cuántas veces habéis dicho u oído el clásico "buen provecho", antes de empezar a comer? Según un artículo de Ana María Bertolini, esa expresión no sería tan educada como nos puede paracer...
Y es que el "provecho" es la reacción propia de los bebés cuando acaban de comer: ese ruidito que los padres buscan dándole palmadas sobre la espalda. Un eructo que puede estar bien visto entre los más pequeños pero que, en Occidente, no debería ser común entre los comensales adultos.
En cambio, en algunos países de Oriente lo que es de mala educación es precisamente el no-eructo: si te levantas de la mesa sin hacer el ruidito, se entiende que la comida no ha sido "provechosa". Es una actitud que también se observa, parece ser, en algunos pueblos africanos...
De ahí que, cuando los moros llegaron a España (711-1492), trajeron algunos de sus costumbres, entre los cuáles el hábito de eructar. Según explica la articulista, en el momento de echar a los moros los Reyes Católicos también habrían decidido eliminar el ruidito de la sobremesa. Lo que sí ha subsistido, sin embargo, es el "buen provecho", una expresión que según Bertolini deberíamos sustituir por el más cortés "buen apetito".
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